miércoles, 4 de agosto de 2010

La atmósfera de la adoración en el culto.


Por: Ptr. J. Francisco Stout Ed.D

Una de las dificultades relacionadas con la atmosfera de la adoración es que conlleva una tensión, entre la dimensión divina y la humana; entre las expresiones de gozo y las de reverencia; entre lo que es apropiado y lo relevante. Es una tensión positiva ya que nos desafía a reflexionar.

La atmósfera de la adoración en el culto.

El templo de Jerusalén, es un modelo autentico de lo que debiera ser la atmosfera de nuestros cultos de adoración. Elena White describe el ambiente reinante durante las reuniones de adoración que allí se celebraban de la siguiente manera.

“El templo de Jerusalén era el centro del gozo universal. Allí, alineado a ambos lados de las gradas de mármol blanco del edificio sagrado, el coro de levitas dirigía el servicio de canto. La multitud de los adoradores, agitando sus palmas y ramas de mirto, unía su voz a los acordes, y repetía el coro, y luego la melodía era entonada por voces cercanas y lejanas, hasta que de las colinas circundantes parecía brotar cantos de alabanza. Por la noche, el templo y su atrio resplandecían de luz artificial. La música, la agitación de las palmas, los gratos hosannas, el gran concurso de gente, el atavío de los sacerdotes y la majestad de las ceremonias se combinaban para formar una escena que impresionaba profundamente a los espectadores”. ( D.T.G. p. 411:5).

Por la atmosfera que se describe anteriormente, se puede aseverar que el ir al templo de Jerusalén a adorar era algo muy especial, pues la atmosfera era de sumo gozo, pero con orden y una preparación previa de la adoración, y lo que ocurriría durante la misma; nada se dejaba a la improvisación. Por tal motivo el salmista declaró: “Yo me alegré con los que me decían: a la casa de Jehová iremos”.

En el contexto de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, el Manual de la Iglesia señala:

“El culto de adoración del sábado es la parte más importante de todas las reuniones de la iglesia. En él los miembros se reúnen semana tras semana para unirse en adoración a Dios con espíritu de alabanza y agradecimiento.” (Manual de la iglesia. Pág.89)

“Para el cristiano fiel y verdadero el templo de Dios en esta tierra es la puerta del cielo.” (Testimonios para la Iglesia. Pág.491)

Ante esta verdad, debemos tomar en cuenta algunas características que debe tener el culto de adoración, principalmente el del sábado, para que sea agradable y atractivo:

a) La alegría,

b) La reverencia

c) El amor.

Se puede observar en el siguiente graficó la cosmovisión de la adoración en el culto.

Cosmovision

La ALEGRIA, es la antítesis del lamento; es un regocijo irresistible, es estar extremadamente feliz. Esa es la razón por la cual cuando una persona está alegre, por lo general, expresa dicha alegría cantando, lo cual es una muestra de regocijo. En los salmos encontramos con mucha frecuencia la invitación a mostrar la felicidad y el gozo al adorar a través del canto de alabanza a Dios.

“Cantad alegres a Dios habitantes de toda la tierra, servid a Jehová con alegría…”

Sal 100:1,2; 50:23; 51:3.

“Presentémonos pues, con gozo reverente delante de nuestro Creador, con acciones de gracia y voz de melodía.” (El camino a Cristo. Pág. 103)

B. La reverencia.

“Mi santuario tendréis en reverencia.” (Levítico 19:20.)

“La verdadera reverencia hacia Dios nos es inspirada por un sentido de su infinita grandeza y un reconocimiento de su presencia” y que “la presencia de Dios hace que tanto el lugar como la hora de la alabanza y la oración sean sagrados”. (Profetas y reyes, pág. 33, 34)

Otra declaración destacada de la Sierva de Dios a los líderes espirituales es la siguiente:

“Deben inculcarse en los miembros de iglesia “ideas correctas de la adoración y reverencia verdaderas” a fin de prepararlos “para alternar con los adoradores de los atrios celestiales, donde todo es pureza y perfección, donde todos los seres manifiestan perfecta reverencia hacia Dios y su santidad”. (Joyas de los testimonios T 2 pág.202-203)

C. El amor fraternal.

“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas y no tengo amor…” (1 Corintios 13)

“Sed, pues imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor grato. (Efesios 5:1,2).

“El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor” (I Juan 4:8)

“No os olvidéis de la hospitalidad” (Hebreos 13:2.)

“Es el deber de los oficiales de la iglesia designar a alguien para que de atención especial y extienda la bienvenida a los visitantes que asisten a los cultos de la iglesia.”

(Manual de la Iglesia. Pág.88.)

No hay comentarios: