miércoles, 4 de agosto de 2010

La adoración y la predicación

Por: Ptr. J. Francisco Stout Ed.D

Durante toda la historia del cristianismo, el péndulo ha oscilado de un extremo a otro cuando se considera el lugar de la predicación en la adoración.

La centralidad de la predicación.

El manual para oficiales de la iglesia, que expresa la filosofía del ministerio en el documento titulado “Evangelismo y finalización de la obra de Dios”, votado por el concilio anual en 1976, indica que el pastor de la IASD cumple cuatro grandes responsabilidades por las cuales recibe su salario: Predicar, Ministrar, Entrenar y Evangelizar.

Todo el servicio de adoración incluido el sermón, deberían considerarse como un elemento proclama torio. Ningún servicio de adoración adventista debería realizarse sin la proclamación publica de evangelio eterno, la IASD es una iglesia orientada al mensaje, una iglesia predicadora y, por lo tanto, la comunicación del mensaje que Dios ha revelado para el Fin del Tiempo debe ser su característica central.

Características de la predicación efectiva como parte del servicio de adoración.

1. Oportuna y eterna.

Servir como nexo verbal entre la Palabra antigua y revelada de Dios y los adoradores que viven en una era muy diferente y distante de los escritores bíblicos.

La tarea del predicador es asombrosa. Debe dominar las escrituras como la fuente de verdad revelada por Dios concerniente a Si mismo, al mundo, a la humanidad, a la vida en general, a la historia, al plan de salvación y a su desenlace final.

2. Su naturaleza corporativa.

Los pensamientos más profundos y sublimes de la mente humana se relacionan con Dios. La predicación bíblica forma esos pensamientos. Nadie puede adorar a Dios correctamente si no le ha conocido como es Él mediante la comunicación de su evangelio (Juan 5:24; Romanos 10:14-17).

La adoración fue ordenada por Dios, no es una opción para el creyente (Éxodo 20:1-11; Hebreos 10:25). La pregunta importante no es lo que pensamos acerca de la adoración, sino ¿qué es lo que Dios piensa acerca de ella?, no lo que obtenemos de ella, sino ¿qué es lo que Dios desea de nosotros?

Primariamente debemos pensar acerca de la adoración en término de “qué dar”, en lugar del provecho “qué voy a obtener”. Los himnos se cantan para Dios, no para la congregación, las oraciones se ofrecen a Dios como una súplica, la música especial se ofrece a Dios como alabanza y no como un entretenimiento religioso y el sermón es la propia ofrenda del predicador a Dios, como también un medio para instruir a la congregación.

¿Qué es más sagrado para aquél que viene a los cultos de adoración, el sermón o el Dios que habla a través del sermón? No puede haber verdadera adoración bíblica sin la proclamación de la Palabra de Dios, cualquier tendencia a incrementar y elaborar la liturgia, que disminuya y no enfatice el sermón, es altamente peligroso e improductivo para la vida de la iglesia y su misión. Pero por el mismo principio, el sermón no es el objeto de la adoración. Lo que se requiere es “un servicio balanceado donde la lectura de las Escrituras, la oración, la música y la predicación se unan en una adoración espiritual” (Norval Pease).

3. Predicación pastoral.

La IASD tiene dos propósitos fundamentales, uno es el evangelismo y el otro es pastoral. La predicación debe ser cuidadosamente balanceada entre estos dos propósitos.

El predicador pastoral sabe que es más difícil mantener la fe que adquirirla. La batalla para mantenerse en la fe es, a veces, mucho más grande que la batalla para convertirse en un creyente. (2 Tim 4:2)

Cuando el pecado es expuesto y se hacen llamados al arrepentimiento, es porque el pastor no puede concebir la idea de que ni un solo miembro de la iglesia se pierda eternamente por falta de perdón y gracia.

“En cada discurso se deben hacer frecuentes apelaciones a la gente para que abandonen el pecado y se vuelvan a Cristo.” (Testimonio para la Iglesia Tomo 4 Pág. 396.)

“Un predicador se dirige a su congregación pastoralmente cuando lleva la carga del Señor y del hombre a un diálogo dentro del Santuario. Su objetivo es impulsar una columna de luz salvadora. (C.W Brister).

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